Primeros Auxilios Emocionales

Guía ante Tragedias Colectivas

En situaciones de emergencia —ya sea un accidente, un desastre natural o un evento inesperado que deja a una comunidad en shock— no solo se requiere asistencia médica, sino también apoyo emocional inmediato. 

En psicología existen los primeros auxilios psicológicos (PAP), que son intervenciones sencillas y accesibles que pueden ayudarte a ti o a tus seres queridos a enfrentar el impacto y a empezar el proceso de recuperación. 

Este artículo te ofrece una guía práctica y clara para saber qué hacer, cuándo actuar y cómo organizarte para brindar apoyo en momentos críticos.

¿Qué son los Primeros Auxilios Psicológicos?

A diferencia de los primeros auxilios médicos que esperamos hasta que llegue una ambulancia, los PAP son una técnica de intervención en sí misma. Se aplican para ayudar a las personas que han sufrido un impacto emocional extremo debido a un suceso traumático, como un accidente, un atentado o una catástrofe.

Objetivos de los PAP

  • Promover la seguridad física y emocional:
    Proteger a los afectados creando un entorno calmado y seguro.
  • Conectar a los afectados con su red de apoyo:
    Facilitar el contacto con familiares, amigos y líderes comunitarios.
  • Fomentar la autoeficacia y el empoderamiento:
    Incentivar que las personas identifiquen sus propios recursos y retomen el control de su vida.
  • Favorecer el afrontamiento proactivo:
    Proveer información concreta y pautas para que la persona pueda afrontar el trauma, reduciendo el impacto negativo a largo plazo.

¿Cuándo Aplicar los PAP?

La ventana ideal para aplicar los primeros auxilios psicológicos es durante las primeras 72 horas tras el suceso. En esta etapa, la intervención se centra en:

  • Reducir el Shock:
    Disminuir el nivel de activación emocional que genera el trauma.
  • Ofrecer Información Básica y Repetida:
    Comunicar de forma sencilla y calmada qué ha ocurrido, dónde pueden encontrar ayuda y cuáles serán los siguientes pasos.
  • Conectar con la Red de Apoyo:
    Hacer que los afectados se sientan acompañados por sus familiares y amigos, lo que ayuda a mitigar el aislamiento y el miedo.

En contextos de emergencias masivas —como un terremoto en un país con pocos recursos—, es posible que no se pueda intervenir en el plazo de 72 horas. En esos casos, se recomienda aplicar técnicas adaptadas durante las primeras 4 a 6 semanas, orientadas principalmente a ofrecer información psicoeducativa, ayudar a identificar recursos internos y promover la recuperación progresiva.

¿Dónde Aplicar los PAP?

La intervención debe realizarse en lugares que ofrezcan las condiciones ideales para la recuperación emocional:

Entornos en Emergencias Masivas

  • Centros de Primer Socorro y Reagrupación:
    Espacios amplios y seguros, como polideportivos o centros cívicos, ubicados a unos 200–300 metros del lugar del suceso. Estos lugares deben ofrecer áreas para reuniones generales y espacios privados (utilizando biombos o salas pequeñas) para proporcionar intimidad a las familias.
  • Servicios Complementarios:
    Es importante que en estos lugares se puedan ofrecer necesidades básicas como agua, comida, ropa de abrigo, y facilidades para niños (áreas de juegos o cambio de pañales). Además, deben estar protegidos del acceso de los medios de comunicación para preservar la privacidad y evitar la sobreexposición a imágenes traumáticas.

Entornos en Emergencias Cotidianas

  • Hogares, Hospitales o Tanatorios:
    En situaciones menos masivas, el apoyo se brinda en ambientes cotidianos. Lo esencial es encontrar un espacio tranquilo y seguro, que permita a la persona afectada procesar lo ocurrido sin interrupciones.
  • Coordinación con Familiares y Recursos Locales:
    En estos casos, se debe recabar información sobre los servicios de atención, coordinar con familiares y organizar la logística de los recursos disponibles (por ejemplo, cercanía a centros de salud o contacto con servicios de taxi en caso de necesidad).

Pasos Prácticos para el proceso de intervención

1. El Primer Contacto

  • Acércate de Forma No Intrusiva:
    Preséntate de manera amigable y tranquilizadora. Explícale que estás allí para ayudar a manejar esos primeros momentos difíciles.
  • Identifica el Estado de la Persona:
    Pregunta su nombre y trata de obtener información breve sobre cómo se siente, sin forzar una conversación profunda.

2. Crear un Entorno Seguro y Confortable

  • Llevar a la Persona a un Lugar Seguro:
    Idealmente, un espacio tranquilo, alejado del caos del suceso pero accesible para familiares.
  • Proveer Recursos Básicos:
    Ofrece agua, alimentos ligeros y, si es necesario, elementos como lápiz y papel para que la persona pueda expresar sus emociones.

3. Recopilación de Información y Coordinación

  • Documenta Datos Básicos:
    Anota la fecha, la hora, la ubicación y otros datos relevantes que puedan ayudar a gestionar la crisis (por ejemplo, nombres de las personas afectadas o detalles del evento).
  • Coordina con Otros:
    En emergencias masivas, colabora con otros intervinientes. Identifica quién está al mando y cuáles son los recursos disponibles para poder actuar de manera coordinada.

4. Brindar Apoyo y Pautas de Afrontamiento

  • Información Constante:
    Informa a la persona de forma clara y repetida sobre lo que está ocurriendo y dónde puede encontrar ayuda.
  • Pautas Básicas:
    Recomienda actividades como tomar agua, descansar y, de ser posible, realizar pequeñas tareas que les permitan empezar a retomar el control (por ejemplo, caminar un poco, conversar con familiares o agruparse con otros afectados).

5. Cierre y Conexión con Recursos Adicionales

  • Mantén el Contacto con la Red de Apoyo:
    Asegúrate de que la persona sepa cómo contactar a familiares, amigos o servicios de asistencia.
  • Dar Información de Contacto:
    Proporciona números de ayuda local, información de centros de salud y recursos gubernamentales, como el teléfono de la Cruz Roja o de la embajada, en caso de emergencia masiva.
  • Pautas de bienestar:
    Invita a la persona a gestionar el sueño, la alimentación y el estrés en los días siguientes al evento de manera consciente y acompañada. 

Recuerda

En momentos de crisis y tragedia, actuar con calma, empatía y coordinación es esencial para minimizar el impacto. Estos primeros auxilios son la primera línea de defensa para reducir el estrés inicial, conectar a los afectados con su red de apoyo y fomentar la recuperación. Este protocolo, aunque sencillo, puede marcar una gran diferencia en la manera en que enfrentamos y superamos el dolor, ya sea en emergencias masivas o en situaciones cotidianas.

Si conoces a alguien que esté atravesando un momento difícil o si tú mismo necesitas orientación en una situación de crisis, comparte este artículo y no dudes en buscar ayuda. Estar preparado es el primer paso hacia la recuperación.

¡Comparte este recurso con quienes puedan necesitarlo y ayuda a construir una red de apoyo que transforme el dolor en esperanza!

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